Miley Cyrus ha aprendido una lección importante en su vida, y la lección es que ser una estrella no prevé su entrada libre sin cita. Ella ingresó a un salón de Londres para hacerse la manicura,y resultó que el propietario no era un fan de la estrella. Él prefirió asistir a los clientes con cita previa y rechazó a Miley.
Miley Cyrus se avergonzó mucho y salió del salón con la cabeza inclinada hacia abajo y los paparazzis pudieron captar el rostro abatido de la cantante. Más tarde la actriz logró que le arreglaran las uñas pero en otro salón.
Miley Cyrus tiene que dejar de pensar que por ser famosa las personas van a dejar de seguir los procedimientos de sus empresas.
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